“Dios, que es rico en misericordia, por el gran amos con que nos amó, aunque estábamos muertos por nuestros pecados, nos dio vida en Cristo, por gracia habéis sido salvados” (Ef 2,4-5)
Confesiones: media hora antes de cada Eucaristía y los Domingos también durante la Celebración.
Este sacramento recibe varios nombres: Sacramento de la Penitencia, o Sacramento de la Reconciliación, o Confesión.
En este sacramento el sacerdote, en nombre de Jesucristo, perdona los pecados del penitente cometidos después del Bautismo.
Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, en su infinita misericordia, nos acoge y nos perdona todas nuestras culpas.
“Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan conversión”.
A través de este sacramento el Señor borra nuestras culpas y nos concede su gracia para convertirnos y volver a la casa del Padre.
Es, por consiguiente, el sacramento de nuestra curación espiritual, llamado también sacramento de la conversión, porque realiza sacramentalmente nuestro retorno a los brazos del Padre después de que nos hemos alejado con el pecado.